Un maestro de primaria de origen argelino entra en contacto con un grupo
de adolescentes de Montreal obsesionados por el misterio de la muerte.
MI OPI: Un peculiar maestro argelino aparece para ofrecer sus servicios en un
centro educativo de Montreal al poco de haberse vivido en el colegio una
terrible circunstancia; sobre todo para los alumnos, entre 11 y 12
años, que acaban de perder a su profesora por auto-ahorcamiento en su
propia aula. El señor Lazhar tiene métodos que difieren de los reglamentos
imperantes, pero su buen hacer le irá granjeando el respeto y la
simpatía de la mayoría de sus compañeros; no así de algunos padres que
le conminan a enseñar pero no a educar. Hay mucha poesía en esta puesta en escena del canadiense Philippe
Falardeau, que extrae parte del guión de una obra de teatro, un monólogo
en el que sólo intervienen el profesor y sus reflexiones en voz alta. Pocas veces puede paladearse un humor tan fino y sensible envolviendo lo
irremediable de la muerte y las negativas consecuencias si no se
admite. El actor elegido para dar vida a Monsieur Lazhar (Seddik Benslimane),
habitual hombre de teatro en París, demuestra tener un increíble
magnetismo y una presencia que llena la pantalla, empapándote de
sensaciones con cualquier simple movimiento. Hay momentos en que un
reclinar de cabeza te pone el corazón en un puño, en otros te hace reír
con un escueto parpadeo.