
MI OPI: Roman Polanski rueda ‘Un dios salvaje’ con unidad de acción, tiempo y lugar; sin elipsis y en un solo apartamento; con cámara “invisible”, ritmo ágil y timing excelente de comedia. Una sitcom de altura urdida por Yasmina Reza y realizada por un director menos salvaje que burlón.
Cuatro actores componen el menú. Cristoph Waltz descuella; John C. Reilly está más que notable; Kate Winslet sólo desentona un poco en la ebriedad; Jodie Foster es solvente, pero sobreactúa en los momentos de mayor tensión. Cada vez que suena el móvil de Alan Cowan, nos reímos. Waltz consigue hacer que un mismo chiste, contado hasta la saciedad, no pierda su frescura. El texto es puro juego malabar. Dobles parejas enfrentadas… En una comedia tan de actores, hubiera sido deseable que los cuatro despuntaran por igual. La dinámica de réplicas y contrarréplicas no toma partido por ninguno de los personajes: todos tienen su cuota de ridículo. En la interpretación está el desequilibrio.
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