
MI OPI: Jason Bateman y Ryan Reynolds nos traen esta vez la comedia sin pretensiones del año. Risa fácil, chiste fácil, humor fácil. No necesita nada más, eso es cierto, con lo que sabemos lo que esperar de ella. Un rato divertido a veces, y vergonzoso a ratos, donde evadirnos de la dosis de realidad diaria. No hay mucho mas que rascar en este tipo de producciones, sólo destacar que sin Bateman y Rynolds la cosa bajaría muchos enteros. No se puede negar que tiene momentos divertidos pero la originalidad no es su fuerte, y la cinta lo sabe. No le hace falta ese concepto para llegar a buen fin. Evidentemente todo se cierra con el happy end de costumbre que no puede faltar en casos como éste, tan políticamente correcto como sólo los yanquis saben hacerlo a estas alturas.
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