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viernes, 3 de febrero de 2012

CARTA DE UNA DESCONOCIDA

Viena, 1900. Stefan Brand, un famoso pianista, recibe una carta de una mujer con la que mantuvo, en el pasado, una relación amorosa que ya no recuerda. Lisa es para él una desconocida, alguien que ha pasado por su vida sin dejar huella. Y, sin embargo, ella sigue apasionadamente enamorada de aquel joven músico que conoció cuando era todavía una adolescente.

MI OPI: Clasicazo del género mesa camilla, para ver una tarde de invierno, con los pies a ambos lados del brasero, una caja de bombones al alcance de la mano izquierda y un buen pañuelo (obviamente de encaje, no me tengan el mal gusto de usar kleenex con los clásicos) posicionado cerca de la mano derecha. Si bien el personaje de Lisa es pelín psicótico, la historia de una mujer que desde adolescente está enamorada/obsesionada con un apuesto y calavera pianista que se traslada a vivir al lado de su casa, está tratada con un cuidado tan exquisito de las formas puras del melodrama, que supera con amplitud los peligros del novelón romántico y se erige como una hermosa epifanía sentimental, realmente elegante y con la atmósfera de ensueño de la Viena de principios del siglo XX. Para amantes del género mesacamillero, una imprescindible revisión de las pasiones decimonónicas más desatadas.

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