La tía Flora, de 72 años, es una solterona de un pequeño pueblo que siempre ha estado al cuidado de sus familiares. Su única hermana murió muy joven y le dejó tres sobrinas huerfanitas de las que también tuvo que ocuparse. Las tres sobrinas crecieron y se fueron del pueblo, y ahora Flora está asustada porque, al llegar a la vejez, ve que llega el momento en tendrán cuidar de ella... y teme que la lleven a la residencia donde trabaja una de ellas. Su única salvación es Purita, una joven que ha estado ayudándole en los últimos años a cuidar de sus ancianos parientes, y que es la única con la que siente en familia.
MI OPI: Soberbias interpretaciones de Petra Martínez y Adriana Ozores, el director tiene una gran capacidad para trasladar a la pantalla hechos cotidianos, casi todo en la película rezuma verdad dentro de su aparente locura y los dialogos son muy buenos, frescos y naturales como lechugas. El tratamiento visual de "Nacidas para sufrir" utiliza como modelo esas antiguas comedias españolas pero lo que en éstas era un realismo descarnado gracias al blanco y negro, con sus encuadres tan amplios y sus planos tan largos, aquí, con un planteamiento similar de puesta en escena y cámara, se convierte gracias a la fotografía en color en un film con aire de cuento intemporal, contrastando los interiores tenebrosos de la precaria vida de las protagonistas con los luminosos exteriores del campo y las noches de verbena. Una historia de amor-odio, amor interesado, amor acaparador. Y por otro lado una historia de sacrificio altruista, amor al prójimo. Una historia con humor negro y amargo.
MI OPI: Soberbias interpretaciones de Petra Martínez y Adriana Ozores, el director tiene una gran capacidad para trasladar a la pantalla hechos cotidianos, casi todo en la película rezuma verdad dentro de su aparente locura y los dialogos son muy buenos, frescos y naturales como lechugas. El tratamiento visual de "Nacidas para sufrir" utiliza como modelo esas antiguas comedias españolas pero lo que en éstas era un realismo descarnado gracias al blanco y negro, con sus encuadres tan amplios y sus planos tan largos, aquí, con un planteamiento similar de puesta en escena y cámara, se convierte gracias a la fotografía en color en un film con aire de cuento intemporal, contrastando los interiores tenebrosos de la precaria vida de las protagonistas con los luminosos exteriores del campo y las noches de verbena. Una historia de amor-odio, amor interesado, amor acaparador. Y por otro lado una historia de sacrificio altruista, amor al prójimo. Una historia con humor negro y amargo.
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