Cuando a Jack MacKee, un médico frío y distante, le diagnostican
una enfermedad, pasa a ser un paciente más de su propio hospital.
Entonces sabrá lo que sienten los enfermos, tendrá que confiar
ciegamente en un sistema médico que sabe que no es infalible y habrá de
soportar con paciencia unos trámites burocráticos que se eternizan, unos
reconocimientos humillantes y unas abarrotadas salas de espera...
MI OPI: Sin duda alguna la película intenta, y creo que consigue, dar una
lección moral sobre la humanidad que el sistema sanitario debería tener y
de la que carece. Los recursos para identificarte con el protagonista y
vivir su euforia y despreocupación iniciales e ir evolucionando junto a
él hacia la comprensión de la verdadera gravedad de la una enfermedad y
hacia la solidaridad y comprensión humana están muy logrados.
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