
MI OPI: Algunas de las viejas películas hechas a la medida de un clásico "guaperas" como es Cary Grant (por ejemplo, "Mi mujer favorita") parecen hoy claramente insulsas, incluso para los que disfrutamos todavía con las eternamente gloriosas en blanco y negro de los años 30 y 40. Esta del jovial solterón, que seduce involuntariamente a la hermanita de una jueza muy seria y atractiva resulta, por lo menos, simpática y entretenida, con los clásicos enredos de la comedia americana de aquéllos tiempos; y con el feliz y muy previsible final. Shirley Temple no ejerce de niña prodigio y "repipi", aunque casi bordea el límite. Mucho mejores Myrna Loy y el propio Cary Grant. Para distraerse un poco cuando no haya cosas mejores que hacer.
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