Había una vez una casa en el medio del mar, donde una mujer esperaba tocando un violonchelo melancólico... Aguardaba a su amado, un pintor que siempre quiso ser marinero para navegar entre las medusas, las estrellas de mar y los peces de mil colores que soñaba en sus cuadros. MI OPI: Si durara 7 minutos en vez de 75 seguramente estaríamos hablando de un cortometraje fabuloso. Los dibujos y la música son realmente bellos pero, en ocasiones se torna aburrida y lenta llegando a cansar y a dar sueño. Es una bella fábula marina que encalla en su propósito. |
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viernes, 23 de abril de 2010
DE PROFUNDIS
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