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jueves, 31 de diciembre de 2009

DESPEDIDAS

Daigo Kobayashi, antiguo violoncelista de una orquesta que se acaba de disolver, acaba vagando por las calles sin trabajo y sin demasiada esperanza. Por ello decide regresar a su ciudad natal en compañía de su esposa. Allí consigue un empleo como enterrador: limpia los cuerpos, los coloca en su ataud y los envía al otro mundo de la mejor forma posible. Aunque su esposa y sus vecinos contemplan con desagrado este puesto, Daigo descubrirá en este ritual de muerte la chispa vital que le faltaba a su propia vida.

MI OPI: Yojiro Takita nos acerca el ritual mortuorio desde el prisma wabi-sabi, utilizando elementos y símbolos que ejemplifican con maestría esta corriente estética oriental basada en la fugacidad, la simpleza, la imperfección, el minimalismo, la espiritualidad. Nada dura, nada está completado y nada es perfecto. Una película zen, cargada de poesía contenida y simbolismo, profunda a la vez que sencilla, que narra las vicisitudes de un violoncellista que, de la noche a la mañana, debe replantear toda una vida tras la disolución de su orquesta. Una vida que no podrá escapar a un destino inexorable marcado por la ausencia y que le arrastrará, sin percatarse, a sus orígenes, en el Japón rural, lejos de la ciudad, donde encontrará empleo en una empresa de rituales funerarios. El salmón lucha por regresar a su lugar de nacimiento para dar sentido a su existencia y crear nueva vida a través de la muerte. Conmovedora por momentos, excéntricamente oriental y por tanto, cargada de valores, actitudes y planteamientos casi extraterrestres para nosotros, Okuribito nos acerca con sutileza la ceremonia del tránsito entre la vida y la muerte, con pinceladas de finísimo trazo. Porque una muerte bella dignifica toda una vida. Todo ello envuelto en una delicada y armoniosa banda sonora.

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