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domingo, 1 de febrero de 2015

BREATHE IN


Shopie es una estudiante británica que se dispone a emprender uno de los viajes más asombrosos de su vida, cuando decide irse de intercambio a una pequeña ciudad de las afueras de Nueva York en Estados Unidos. Keith, Megan  y Lauren componen la familia estadounidense que acogerá a la joven de intercambio. Lo que no saben es que la convivencia con su nueva inquilina alterará su rutina y su vida para siempre.

MI OPI: La mayoría de la acción del film se desenvuelve en la casa de Keith, su esposa e hija; un espacio tétrico, grisáceo, sin futuro, casi sin presente. Los problemas económicos bastan de una escena para ser revelados, el cansancio y la rutina se ven en el rostro de Keith, en su soledad. En el momento en que una joven Sophie (Felicity Jones) aparece como estudiante de acogida, el ambiente sigue siendo el mismo, desolador, triste... pero una nueva mirada, una nueva presencia lo llena con algo diferente. En el momento en que Sophie toca su excelente pieza de piano en clases de Keith, él comienza a tener una nueva forma de verla, una atracción, ahora presente en su casa, en su espacio. Ella se ve en él, y da comprendido su constante ausencia de todo, como si su vida no fuera la que quería para sí mismo. Se miran y no hacen falta palabras. Un gesto basta para entenderse, para revelarlo todo, un simple dedo tocando las manos con las que ella hace tocar su piano. Drake Doremus retrata toda la situación del film de forma tan cercana, que es casi imposible dejar de lado los personajes. Los acompaña con los planos cerrados, casi siempre detallando sus mínimos gestos, miradas, movimientos. Ambos interrumpen de forma abrupta en la triste fragilidad de sus vidas, en su necesidad, en su ausencia, en su íntimo espacio personal. Un espacio que ambos comparten. Y que ambos han encontrado.


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