
MI OPI: No hay nada más triste que ir de gracioso cuando no se tiene gracia alguna, esto es lo que sucede en esta película pretendidamente cómica y que resulta bastante tontorrona. He de reconocer que también me sacaba bastante de la peli las voces de doblaje que no pegaban nada con los protagonistas. Paul Rudd, en un vano e inútil intento de mutarse en Ben Stiller, no consigue en ningún momento conectar con el personaje, ni despertar ningún interés más allá de la curiosidad de saber quién será su pareja de baile. Al descubrirlo, es la decepción la que asoma por la ventana, al comprobar la poca química que ofrecen la pareja del mencionado Rudd, y Jason Segel. Una pareja de “nuevos amigos” que más que risa provoca vergüenza ajena, y que en ningún momento de la película ofrece la credibilidad necesaria para que se pueda sentir cierto interés por el devenir de la historia. Todo es artificial, pasado de rosca, mil veces visto y poco ingenioso, y la sucesión de nefastos secundarios no hace sino incrementar el nivel de mediocridad de un film que no aporta nada nuevo, y que juega con clichés tan saturados que se evaporan sin dejar huella ni rastro. Prescindible...
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