Wendy (Patricia Clarkson) es una escritora de Manhattan que decide
sacarse el carné de conducir mientras su matrimonio se disuelve. Para
ello toma clases con Darwan (Ben Kingsley), un refugiado político hindú
de la casta sij que se gana la vida como taxista e instructor en una
autoescuela.
MI OPI: A la cinta y a Coixet le salvan Ben Kingsley y sobre todo Patricia
Clarkson. Son ellos quienes dan vida a esa pareja de extraterrestres que
no se encuentran cómodos en la urbe neoyorquina, uno por pertenecer a
una cultura diferente y otro por vivir en el mundo de las letras. Ambos
se sientan en la parte delantera del coche para guiar sus vidas con un
volante y unos pedales. Él dispone de un espíritu trascendente que le
hace ser "un buen hombre", y ella de una capacidad de decisión que la
ayuda a no frenarse ante los obstáculos. En la diversidad se entienden y
sintonizan, y la culpa de esa complicidad la tienen los dos actores,
magníficos y capaces de crear una atmósfera que la directora no ha
sabido generar. Su planificación es anodina y su ritmo narrativo átono, y
Coixet no consigue un solo clímax dramático ni emotivo, para discurrir
todo a la espera de un final donde es evidente que Wendy aprenderá a
conducir y a conducirse.
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