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sábado, 5 de abril de 2014

EL MANANTIAL DE LA DONCELLA


Suecia, siglo XIV. Como cada verano, una doncella debe hacer la ofrenda de las velas en el altar de la Virgen. El rey Töre envía a su hija Karin en compañía de Ingrid, una muchacha que odia a Karin en secreto. Antes de cruzar el bosque, Ingrid se detiene y abandona a la princesa, pero la muchacha prosigue su camino y se encuentra con unos pastores, aparentemente afables, que la invitan a compartir su comida.

MI OPI:  En este drama de época, Bergman vuelve su mirada hacia el pasado remoto de Suecia y da lugar a un lacerante argumento obtenido de una antigua leyenda de tradición popular. El ilustre realizador consigue, como siempre hace, trascender lo meramente temporal y circunstancial y no se contenta con representar unas vidas, unos hechos concretos ni una historia que se quede obsoleta. Lo que él representa son esas características de nuestra especie humana que permanecen a lo largo de los siglos: los vínculos familiares y fraternos, las inquietudes morales y religiosas, los interrogantes sobre la presencia de lo divino como un asidero para nuestro temor a la muerte y a la nada; la inocencia y la belleza amenazadas por la perfidia, los bajos instintos, la crueldad; la desesperación, la culpa, el odio…Transportándonos al siglo XIV, Bergman de nuevo agarra las entrañas del espectador y las retuerce descarnadamente. Esta es una de esas películas que planean obsesivamente por el recuerdo durante mucho tiempo, y probablemente para siempre, porque cualquiera que se deje impresionar por la brutal crudeza de las imágenes no podrá olvidar en un prolongado lapso los terribles sucesos acontecidos. 


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