
MI OPI: Todas las personas que componen estas 18 Comidas consiguen robarnos algún instante de emoción, por lo natural, sencillo, cercano, y sin embargo particular, de sus caracterizaciones, llevándonos de la comedia al drama con asombrosa facilidad (los dos fiesteros continuos, el extranjero en busca de conversación y calor humano, el amante que espera a la mujer que nunca llega, el amor imposible reencontrado e impedido por la costumbre y el compromiso, el drama familiar entre dos hermanos que sin embargo se quieren...), y pese a que algunas historias no estén tan bien desarrolladas como otras (la cantante de orquesta, la pareja con diferencia de edad), sus actores consiguen hacer atractivas todas ellas humanizando sus sentimientos alrededor de la mesa. Así, evitando acertadamente el costumbrismo y el tópico, aunque jugando con él, 18 Comidas se convierte en una agradable e incluso emotiva invitación a las vidas de una serie de personas con un común denominador de lo más básico (todos comen), pero también de lo más profundo (todos sienten).
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