Rickard utiliza su sórdido apartamento para rodar películas porno. Su hijo, en su habitación, se aturde con música para no escuchar los gemidos de los actores, aunque a veces espía las escenas. Rickard hace mucho que va cuesta abajo, está en las últimas, aún así siigue considerándose una estrella del género. Cuando bebe, su megalomanía se vuelve inquietante y peligrosa, cuando comparte botella con su pareja de actores favoritos, tan rotos como él, son tres kamikazes sin límites ni normas.
MI OPI: Esta es una película extraña, a ratos sordida, a ratos desagradable, a ratos caótica, a ratos libre, a ratos dura, a ratos extraterrestre, a ratos te preguntas ¿de que coño va esta película? Sólo es apta para seguidores de este iconoclasta director: Moodysson. Definitvamente yo no me declaro fanática de su cine, me chirría bastante.
1 comentario:
Bueno, debe ser lo que llaman Cine de Autor... en este caso de autor incomprendido.
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