
MI OPI: Esta película es una joya, rica y emotiva que nos acerca al mundo sencillo y noble de los niños para mostrarnos la sensibilidad interior de Mohamad, un niño ciego que ha aprendido a ver con el tacto y el oído, y a entender la vida mejor que los mayores. Su generosidad, su amor sincero y su afán por aprender contrastan con la vida temerosa y egoísta de su padre, un carbonero enviudado cuya obsesión por casarse de nuevo y asegurarse a alguien que le cuide en su ancianidad le llevan a buscar cómo desprenderse de su hijo, al que considera un estorbo y una maldición de Dios. Una gran película que gustará a quien busque percibir con todos los sentidos. El guión es mínimo pero perfectamente construido, abundan imágenes llenas de belleza y contenido, y se afrontan temas trascendentes a partir de sucesos mínimos y ordinarios, con un profundo sentido humano de las situaciones. A la vez, la resolución está llena de optimismo y ternura que no llega a caer en lo artificioso, fundamentalmente gracias a la naturalidad de las interpretaciones de unos actores en su mayoría no profesionales, y a la mirada sincera y auténtica de la cámara, que capta la dura realidad del país y sus maravillosos parajes naturales, recogidos con una preciosa fotografía. El ritmo es lento como requiere el lirismo de la historia, pero ello no es obstáculo sino lo contrario para el disfrute de esta gran película
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