Para Jack, un niño de cinco años, la habitación es el mundo entero, el
lugar donde nació, donde come, juega y aprende con su madre. Por la
noche, mamá lo pone a dormir en el armario, por si viene el viejo Nick.
La habitación es el hogar de Jack, mientras que para su madre es el
cubículo donde lleva siete años encerrada, secuestrada desde los
diecinueve años. Con gran tesón e ingenio, la joven ha creado en ese
reducido espacio una vida para su hijo, y su amor por él es lo único que
le permite soportar lo insoportable. Sin embargo, la curiosidad de Jack
va en aumento, a la par que la desesperación de su madre, que sabe que
la habitación no podrá contener ambas cosas por mucho más tiempo.
MI OPI: Cabría pensar que una película que empieza con una joven secuestrada en
un zulo y con la única compañía de su hijo y, por supuesto, el
secuestrador, va a ser algo deprimente, morboso e insano. Nada más lejos
de la realidad. Room no es una película que se recree en lo escabroso
de la situación de Joy Newsome, que es mucho. Es precisamente esa
sencillez y, hasta cierto punto, normalidad con la que Lenny Abrahamson
retrata la vida cotidiana de madre e hijo en su encierro lo que
convierte a la primera hora de película en una de las experiencias
cinematográficas más fascinantes que se recuerdan como mínimo en los
últimos dos o tres años. Es imposible apartar los ojos de la pantalla, y
sin necesidad de mostrar ninguna violencia o escena desagradable, la
tensión que acompaña a las imágenes (especialmente cuando el
secuestrador está presente... y seguro que no hace falta que demos más
datos) es asfixiante y casi inaguantable para el espectador. Mucho peor
lo que se intuye que lo que se ve, sin duda. La segunda parte de la
película, una vez la situación de Joy y Jack ha cambiado, también es
fantástica, aunque sin duda más convencional y "fácil", por así decirlo,
y sin duda es algo inferior a ese primer tercio. Aun así, resulta en su
conjunto una película de terrible y abrumadora belleza, llena de amor,
de buenos sentimientos y de reflexiones acerca de lo que hace que la
vida valga la pena incluso en los momentos más bajos, o cómo se puede
empezar a reconstruir una vida completamente rota por una experiencia
demoledora.
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