Perrine es una músico casi profesional. Vive sola y su trabajo consiste
en animar fiestas de cumpleaños. En una de estas ocasiones empuja
accidentalmente a un hombre provocando la posterior caída de éste a un
vertedero. El hombre entra en coma, pero Perrine está dispuesta a todo
para que el hombre se despierte. Paulatinamente, comienza a apoderarse
de la vida del enfermo, de su trabajo, de su apartamento, de su perro...
MI OPI: Las sillas musicales es poquita cosa, muy
poquita. Trata de una tímida treintañera que, en su afán por hacer el
bien, no para de meter la pata. Es una comedia frágil, aposentada sobre
las buenas intenciones, pero hay momentos en que a uno le gustaría
levantarse y darle un par de bofetadas a Perrine, aun corriendo el
riesgo de ser calificado de machista, a ver si se le pasa la memez de
una santa vez. Algún crítico dice que el personaje provoca empatía. Será
negativa, porque hay momentos, como digo, en que la cosa chirría y se
pasa de revoluciones. Nada que objetar a la interpretación de Isabelle
Carré, tal vez algo encasillada en este tipo de personajes, imagino que a
causa de su expresión bovina. No es de las comedias francesas recientes
más afortunadas.
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