La historia se basa en el caso policial del Clan Puccio, que conmocionó a
la sociedad argentina a principios de los 80. Tras la aparente
normalidad de la familia Puccio se oculta un siniestro clan dedicado al
secuestro y al asesinato. Arquímedes, el patriarca, miembro del Servicio
de Inteligencia desde la dictadura, lidera y planifica las operaciones.
Alejandro, el hijo mayor, estrella de un club de rugby, se sirve de su
popularidad para no levantar sospechas. Los demás miembros de la familia
son cómplices en mayor o menor grado de los crímenes del clan, y viven
de los beneficios obtenidos de los rescates que pagan los familiares de
los secuestrados.
MI OPI: Recomendable por la crudeza de las situaciones, con contadas escenas de
violencia explícita pero sin exceso de gore, lo cual la hará más o menos
difícil de tragar según la susceptibilidad de cada uno. Cualquier persona con un poco de humanidad, sentirá rechazo y repudio
hacia los Puccio, que realizaban secuestros extorsivos para cobrar
abundantes sumas de dinero, aunque siempre ejecutaban a sus víctimas, en
vez de devolverlas sanas y salvas a sus familias. La película hace mucho hincapié en la parte operativa, pero no en la
psicológica, ni en la organizativa. Es una buena narración de hechos,
pero de manera muy superficial, y no hay una explicación y
profundización de los mismos. Las actuaciones son aceptables, con un Guillermo Francella cuyos ojos de
piedra, demostraban que nada le importaban los secuestrados, e incluso
su familia… sólo el dinero. Buena recreación de una historia real, que deja mucho para pensar acerca
de las crueldades que la gente es capaz de hacer por ascender
socialmente.
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