Joy Mangano, una humilde trabajadora de Long Island, acabó
convirtiéndose en una popular inventora de productos del hogar y también
en uno de los rostros más conocidos de la teletienda americana.
MI OPI: Joy es un absoluto despropósito. Una de esas películas que le hacen
preguntarse a uno si de verdad el director confiaba en su idea, o más
bien en el desarrollo de la misma. Joy desprende un aroma de película
inacabada que hace de ella una sucesión de escenas que, a modo de
espiral, nos introducen en una burbuja de hastío en la que asistimos a
la problemática de una mujer en el seno de una familia totalmente
descompuesta. Tirar de la innegable química entre J.Lawrence y Bradley Cooper, no es
suficiente para hacer algo decente, ni tan siquiera taquillero. Sumar a
Robert de Niro e Isabella Rosellini, tampoco. Si bien inicialmente
parece al menos, que nos vamos a entretener. Precisamente, a partir que
Cooper aparece en escena, la película naufraga estrepitósamente. Nos
pretenden vender nada menos que las maravillas de la teletienda, ante
una Lawrence en éxtasis orgásmico. La muchacha hace lo que puede para
levantar aquello, pero ya no hay margen. Una americanada.
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