Una neurótica mujer, emocionalmente desequilibrada, arruina la vida de
todas las personas que se cruzan en su camino, hasta el punto de que las
consecuencias de su comportamiento llegan a ser trágicas.
MI OPI: Segunda película de John Huston, tras el magnífico debut del emblemático
clásico de cine negro “El halcón maltés”, demostrando ser un
polivalente director, aceptando dirigir este intenso drama, con un
fuerte protagonismo de Bette Davis y una Olivia de Havilland, dulce como
ella sola. Sin desvelar nada más de los vaivenes del argumento, hay que decir que
en su momento hubo voces críticas por la exacerbada actuación de Bette.
Según John Huston en su autobiografía, Bette Davis le fascinaba y le dio
rienda suelta. Entendía su interpretación como la expresión de su
obstinada honradez como actriz. ¿Acaso debería dar un toque de ternura y
simpatía a ese personaje racista y malévolo? Lo que está claro es que ella entendió su personaje a la perfección y
que su cometido no era provocar simpatías ni ser remilgada. Quiero destacar también a la encantadora Olivia de Havilland, que le
roba parte del protagonismo a Bette, comiéndose la pantalla cuando
aparece, con unos planos fantásticos (posiblemente potenciados por John
Huston, con quien mantenía un romance en aquellos momentos). Imprescindible, aunque sea tan sólo para disfrutar del duelo de dos auténticas estrellas cinematográficas, de ayer y de siempre.
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