Luisa (Inma Cuesta) y Alberto (Raúl Arévalo) se han visto obligados a
irse a vivir al campo, pero la idílica vida rural enseguida empieza a
mostrar su cara menos amable. A pesar de que la pareja no atraviesa por
sus mejores momentos, Luisa está obsesionada con tener un segundo hijo,
aunque el precio sea el sexo más apático imaginable. Quien ni se plantea
pisar el campo es Juan (Alberto San Juan), el hermano de Alberto,
periodista en horas bajas que, con 45 años, sale con Natalia (Irene
Escolar), una joven entusiasta de 25 años en la que Juan ve una tabla de
salvación. Por su parte la hermana de Luisa, Sara (Candela Peña), está
acostumbrada a canalizar su ansiedad a través de los hombres, con
quienes no acaba de encajar, hasta que aparece Paco (Jorge Bosch), un
periodista deportivo que parece incluso dispuesto a llevarla al altar. O
eso cree ella...
MI OPI: Creo que lo único imperdonable que no le puede pasar a una película, en
general, pero en particular si se trata de una comedia, es el
aburrimiento, sentimiento este que desde el punto de vista
cinematográfico pondero en base al número de veces que miro mi reloj, y
que en este caso fueron bastantes. Lo peor del film es que vemos lo que quiere ser, pero claramente no lo
es. Me daría igual ver personajes y tramas taaaaaan repetidas si en su
conjunto la historia fuese entretenida. Sin embargo, Las ovejas no
pierden el tren tiene la extraordinaria capacidad de no contar
absolutamente nada durante sus más de 100 minutos.
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