Ellas tienen hijos de los que ocuparse, una casa que sacar adelante,
maridos que entran tarde y, a veces, un trabajo que cubrir. Por la
mañana tienen miles de cosas que hacer, pero un día se preguntarán que
es lo que están haciendo con su vida.
MI OPI: Nos encontramos en un coqueto barrio residencial de las afueras de
París, donde cada casa se parece a la del vecino; donde cada madre de
familia recorre el mismo circuito cotidiano, que pasa por la escuela, el
centro comercial y el parque; donde cada mujer lucha por no acabar
engullida por el peso de la vida domestica. El resultado, apoyado principalmente en la labor de sus actrices (con
Emmanuelle Devos a la cabeza) es tan instructivo como inmisericorde a la
hora de presentar esta zona gris que encierra a las mujeres modernas (o
en la que, a veces, deciden encerrarse ellas mismas por propia
voluntad). La puesta en escena es elegante y el montaje enmaraña con
habilidad las cuatro crónicas, convirtiendo al producto final en mucho
más que una interesante invitación a la reflexión.
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