En una pequeña población francesa, el juez Michel Racine es presidente
de un temido tribunal de lo penal. Tan duro consigo mismo como con los
demás, es apodado "el juez de las dos cifras": con él, siempre caen más
de diez años. Todo cambia el día en que Racine se topa con Ditte
Lorensen-Coteret. Ella es miembro del jurado que va a juzgar a un
hombre acusado de homicidio. Seis años antes, Racine estuvo enamorado de
esta mujer, prácticamente en secreto. Es quizá la única mujer a la que
jamás haya amado.
MI OPI: No me ha convencido esta película que cambia de piel como una serpiente. Que si apunto al típico fresco social crítico en la línea del
mejor realismo crudo y riguroso del cine francés, que si no, que cambio a
un estudio sobre un misántropo de manual en ambiente judicial,
para, en eso que no te lo esperas, torcer hacia la izquierda, e ir hacia los amores otoñales en plan comedia romántica. Giros, giros y más giros. Pareciera que esta cinta hurtara el eje central del relato,
desconcertando al espectador que no sabe por qué derroteros quiere su
guionista y director llevarle. No acaba de ahondar en ninguna de las facetas y te deja tantos frentes
abiertos a la imaginación, que acabas perdiendo el interés por la
película. Parece que los primeros noventa minutos de metraje apenas
fueran el prólogo de la película, el introito de un relato inacabado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario