Un niño es secuestrado. En la comisaría, Sylvia y Bernardo, los padres, y
Rosa, principal sospechosa y amante de Bernardo, dan testimonios
contradictorios que conducen a los más sombríos rincones del deseo, la
mentira y la perversidad en las relaciones de esos tres personajes.
MI OPI: No anda mal encaminada la gente que compara esta película con los
episodios de aquella serie llamada “La huella del crimen”. Ambas
comparten la esencia de narrar historias escabrosas con una naturalidad
que pone la carne de gallina. En el caso que nos ocupa estos hechos
podrían haber sido perfectamente reales, lo cual le da a la historia una
dimensión todavía más espeluznante. Poco a poco, y a través de las declaraciones de los implicados vamos
descubriendo su verdadera cara y asistimos a un baile de personalidades
inestables donde la locura no tarda en hacer su aparición. Y es ahí
donde brilla con luz propia el personaje de Rosa, perturbadoramente
interpretado por Leandra Leal, esa loba de apariencia inofensiva que una
vez atrapada su presa no dejará que esta se escape de sus garras sin
llegar a las últimas consecuencias.
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