Tras un naufragio en medio del océano Pacífico, el joven hindú Pi, hijo
de un guarda de zoo que viajaba de la India a Canadá, se encuentra en un
bote salvavidas con un único superviviente, un tigre de bengala con
quien labrará una emocionante, increíble e inesperada relación.
MI OPI: La película no es sólo una aventura cargada de fantasía (sobre todo
visual) sino que, además, como la novela, es una asequible reflexión
teológica, apta para todos los públicos. Pero también es un rollazo
interminable, en el que se acaba hasta el moño de tanta cosa ñoña,
que parece todo un salvapantallas del Windows no se qué y, sobre todo, se
alberga el innoble deseo de que el tigre se coma al pelmazo del indio,
con su correspondiente frustración para el espectador. Para mi gusto Pi naufraga, la peli naufraga, y la estética del film, tan trabajada,
tan vistosa y luminosa, también naufraga, por cargante. El cielo, el mar
y los animales exóticos no necesitan de tanto artificio para resultar
hermosos. Simplemente lo son; no hay por qué marear la perdiz.
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