Un guardia de seguridad de la morgue huye y es atropellado. En el
depósito de cadáveres, la policía descubre que la puerta de una de las
neveras está abierta y el cadáver de una mujer ha desaparecido. El
inspector de policía encargado de la investigación cuenta con la
colaboración del marido de la difunta, aunque no descarta la posibilidad
de que esté relacionado con el asunto.
MI OPI: Había un buen punto de partida: Desaparece un muerto. Bien. La vi sin prejuicios, ninguno, pero finalmente la sorpresa de
encontrarme con algo bueno no vino a mi. Ni de lejos. Ni de muy lejos. Empecé a desilusionarme en los primeros minutos, con los miles y miles
de clichés malos en las frases del personaje de Coronado, a quien sólo
le faltaría que fuera el último día antes de jubilarse para hacerlo
aburrido del todo. Con esto tampoco quiero salvar al resto de personajes
del infierno. Son personajes planos, poco trabajados y mal
interpretados puesto que los actores estaban muy mal dirigidos.“El cuerpo” es una película fullera y tramposa, llena de agujeros. Una
cosa es jugar con el espectador y otra es tomarle por idiota. Una cosa
es el cebo y otra las malas artes. Una cosa es la trampa sutil y otra el
burdo engaño. La historia que nos cuenta “El cuerpo” hace aguas desde
el principio, y el final, aunque inesperado, la apuntilla. Las trampas
que pone en el camino para que el espectador pique serían legítimas si
no se convirtieran, a la postre, en evidentes agujeros de la historia,
que, por tanto, es imposible. No puedes sumar dos y dos y querer que
salga un cinco. No. Desde los diez minutos empiezan a sucederse
situaciones inverosímiles, chirriantes…, improbables..., sí, desde el
principio, desde el comportamiento irritante que en todo momento tiene
el personaje de Hugo Silva. El final intenta dar explicación a todo
dando un giro de 180º a la historia, pero lo único que consigue es
ponerla definitivamente en evidencia.
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