En el verano de 1960, un médico alemán conoce a una
familia argentina en la región más desolada de la Patagonia, y se suma a
ellos, en caravana, por la ruta del desierto. El viajero no es otro
que Josef Mengele, uno de los criminales más grandes de la historia.
Esta familia revive en él todas las obsesiones relacionadas con la
pureza y la perfección. En especial Lilith, una adolescente con un
cuerpo demasiado pequeño para su edad. La fascinación es mutua: en pleno
despertar sexual, Lilith siente una inquietante atracción por ese
forastero. Desconociendo la verdadera identidad del alemán, al llegar a
Bariloche, Enzo y Eva lo aceptan como
primer huésped de la hostería que poseen, a orillas del lago Nahuel
Huapi. Aunque el extraño personaje les genera a los anfitriones cierto
recelo, progresivamente se verán seducidos por sus modos, su distinción,
su saber científico y sus ofertas de dinero.
MI OPI: Está muy bien filmada, tiene actuaciones solidas y un tema más que atrayente.
Pero resulta la verdad que salí del cine con una sensación de gusto a
poco y, después de rumiar un rato más, la sigo teniendo. La trama no llega a generar un verdadero suspenso ni tiene un buen hilo
conductor, excepto tal vez al final por poco tiempo. Empezó muy bien
pero, a medida que los minutos transcurrían, el metraje parecía estar
vacío. Esperé toda la película que pasara algo y se podría decir que
casi no pasó nad . Por otro lado, lo que para mi más le resta puntos, es que trata un tema
macabro, perverso, aterrador y no llega a generar un clima así ni de
cerca. Le faltó subir unos cuantos decibeles digamos. Àlex Brendemühl da vida a Mengele y su actuación es una de las mayores bazas de la película, ya que recrea
perfectamente la personalidad fría y observadora del médico nazi.
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