Un pescador marroquí se embarca en un viaje épico hacia Europa en su tabla de surf. Pero la búsqueda de los sueños llega sin sacrificio.
MI OPI: Tiene aspectos muy a destacar, como una fotografía increible, tiene poesía, es un canto a la libertad. y tiene una premisa resultona. Es fácil empatizar con un marroquí de un pueblo perdido de la costa,
amante del wind surf y que ve cómo la vida se le escapa de las manos,
pero la forma de desarrollar una narracíón así está abierta a discusión.
Atlantic opta por una atmósfera de infinita melancolía que bien pudiera
derivar en hastío, por un guión de cuatro páginas estiraaaado a base de
secuencias interminables, miradas al infinito con cara de "¿Quien soy?
¿Donde voy?" y océano, mucho océano. En definitva, portento visual del que uno no se arrepiente pero que, Dios mediante, no creo que vuelva a revisitar.
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