Empezar de cero, comenzar una vida nueva y dejar el pasado y la tristeza
atrás. Eso pretendieron en los años setenta Nelly Senff (Jordis
Triebel) y su hijo Alexei (Tristan Globel) cuando escaparon de Berlín
Oriental para buscar un futuro en la Alemania del Oeste, supuestamente
más hedonista y menos represiva.
MI OPI: El planteamiento de la película la verdad es que supera el notable, por
ambientación y porque utilizando no demasiados diálogos nos meten en la
trama de una manera bastante efectiva. Sin embargo, conforme pasan los
minutos el interés va decayendo y decayendo hasta que llegamos a un
final que prácticamente ya casi nos produce un poco de indiferencia. En
efecto, la cinta alcanza tantos altibajos que el ritmo de la misma
impide enganchar al espectador. No es un problema tanto de guión, ya que
más o menos la historia avanza por dónde debe (bastante previsible, eso
sí), sino de montaje, alargando algunas escenas más de lo debido y
cortando de sopetón otras que gozaban de más interés. Las actuaciones son lo mejor de la película, tiran de la trama, sobre
todo Jördis Triebel, que le impregna el dramatismo acertado al papel.
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