Ismael Tchou, un niño mulato de 8 años, se fuga en el AVE rumbo a
Barcelona para conocer a su padre. Su única pista es la dirección de un
apartamento, escrita en el remite de una carta dirigida a su madre.
Cuando encuentra el edificio, en el apartamento sólo está Nora, una
elegante mujer de unos 50 años.
MI OPI: El cine de Marcelo Piñeyro siempre es un cine bonito, de mociones, de
personajes tiernos a pesar de sus difíciles circunstancias, e Ismael no
es una excepción. La última película del argentino es una historia de
segundas oportunidades, de corregir errores del pasado y de lazos
familiares rotos que poco a poco pueden (quizás sí o quizás no) volver a
unirse. Sin embargo, el resultado no es tan redondo como en Kamchatka,
por ejemplo, porque nunca se quita de encima Ismael la sensación de
telefilme de sobremesa, artificialmente inflado por una emotividad y
sentimentalismo que ralla lo falso y excesivo, por no mencionar que es
un conjunto de tópicos. El final en el colegio tampoco funciona
demasiado bien. Afortunadamente los actores, especialmente los
masculinos, sostienen muy bien la película y regalan momentos de mucha
ternura junto al pequeño Larsson do Amaral que terminan por convertir a
la cinta en una recomendable experiencia para enternecerse y disfrutar
con un relato bonito.
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