Un accidente marca y distancia a una madre (Jennifer Connelly) y a un
hijo (Cillian Murphy). Ella llega a ser una famosa artista; él, un
peculiar cetrero que vive marcado por una doble ausencia. Una joven
periodista (Mélanie Laurent) propicia un encuentro entre ambos, que los
lleva a plantearse la posibilidad de entender el sentido de la vida y
del arte a pesar de las incertidumbres.
MI OPI: Se agradece que la cinta transite caminos poco habituales y hasta
arriesgados, que no se haga previsible en casi ningún momento, que
revele poco a poco su trama como con coquetería y pudor, que no imponga
ideas preconcebidas o fuerce respuestas que sencillamente deje que los acontecimientos fluyan. Quizá Claudia Llosa abuse del montaje paralelo, quizá resulte en
ocasiones confusa y con baches narrativos, y quizá deje sin desarrollar
alguna subtrama como la de la periodista... que hubiera compensado y
completado la historia de superación. Pero la película se mantiene
centrada en las relaciones madre-hijo y trata de dar una segunda
oportunidad a aquel chaval que un día visitó al sanador no necesitándolo
él, y que dos décadas después repitió el viaje porque realmente sí
estaba enfermo. Es innegable que el punto fuerte de la película es el reparto, todos ellos acertados.
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