Después de la muerte de su madre, Mathieu, un cuarentón introvertido, reanuda su relación con su novia de secundaria.
MI OPI: Cédric Kahn nunca decepciona. Puede gustar más o menos pero es cine bien hecho. Aquí marca un ritmo en la que el amor pasión (no tiene nada de
romanticismo a la antigua usanza, es bruto, descarnado, poco estético...) se mezcla con el punto un poco loco del prota.
Un final abierto aunque no del todo, deja lugar para la reflexión y eso
es siempre de agradecer. Tanto Ivan Attal como la hermanita de la ex-presidenta Bruni están espléndidos.
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