Cuando John Bennett era pequeño, deseaba que su osito de
peluche Ted fuera un oso de verdad y, por desgracia, su sueño se hizo
realidad. Más de veinte años después, Ted sigue con John y saca de
quicio a su novia Lori, que empieza a perder la paciencia. Para colmo, a
John no parece preocuparle su futuro profesional y se pasa la vida
fumando porros con Ted. A pesar de ello, John intenta alcanzar la
madurez, pero parece que para conseguirlo le resulta indispensable la
ayuda de Ted.
MI OPI: Lo más gracioso (y no se hasta que punto es gracioso) de la película te
lo cuentan en el trailer. Se dan muchas situaciones absurdas en las que
se nota que la traducción, intentando salvar un chiste entendible para
nosotros, no había por donde cogerla. La trama es prácticamente inexistente. Vale que se trata de un oso de
peluche que habla y no se podía hacer mucho más, pero es que cuando Ted
no sale en pantalla, no paras de preguntarte que sentido tienen las
situaciones que se plantean. Tampoco es que cuando salga Ted todo cobre
sentido, pero por lo menos sabes que alguna parida va a soltar. Las actuaciones son flojísimas. Solo salvo (por salvar a alguien) a Mark
Wahlberg porque sabe poner cara de lelo y eso encaja a la perfección
con su personaje.
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