Diciembre del año 2004. María, Henry y sus
tres hijos pequeños vuelan desde Japón a Tailandia para pasar sus
vacaciones de Navidad descansando en la playa. Una mañana, mientras se
encuentran todos en la piscina del complejo a orillas del mar, un
tremendo tsunami destroza el hotel al mismo tiempo que gran parte de la
costa del sudeste asiático. Las vidas de millones de personas cambiaron
para siempre. Esta es la historia de esta familia...
MI OPI: El film arranca con muchísima fuerza. Momentos de angustia y agobio
continuo desde el impacto del tsunami hasta la segunda parte del
metraje. Con el fantástico aspecto técnico, la recreación de la ola y el
horror de lo que sucede en pantalla consiguen llegar al espectador
hasta el punto de vivir lo sucedido. En esta primera etapa, se nos
muestra a una familia quebrada por la catástrofe, centrándose en la
madre, María (Naomi Watts) y el hijo mayor, Lucas (Tom Holland, una
verdadera sorpresa). Todo es dolor, gritos y sufrimiento, encarnado por
ambas interpretaciones muy creíbles, destacando al hijo, que adopta un
papel que probablemente no haya realizado en su vida, proteger a su
madre. En esta segunda parte de la catástrofe, la supervivencia, la emotividad y
la búsqueda de los demás miembros de la familia serán los
protagonistas. Con clara ayuda de la banda sonora a manos de Fernando
Velázquez, el objetivo es emocionar al espectador, algo de manipulación. El papel del padre, Henry (Ewan McGregor, maravilloso) consigue cautivar al espectador. Cabe nombrar al hijo mediano y al pequeño, Thomas y Simon, que realizan su papel correctamente.
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