En Texas, dos años antes de estallar la Guerra Civil Americana, King
Schultz, un cazarecompensas alemán que le sigue la
pista a unos asesinos para cobrar por sus cabezas, le promete al esclavo
negro Django dejarlo en libertad si le ayuda a atraparlos.
Él acepta pues luego quiere ir a buscar a su esposa Broomhilda, una esclava que están en una plantación del terrateniente
Calvin Candie.
MI OPI: Esta es la nueva pirueta estilística y narrativa de una
filmografía que ya se erige incuestionablemente entre las más atrevidas y
originales. Sin embargo, en Tarantino siempre prevalecerá un cierto
cariz clásico: sus historias están contadas con un pulso firme y ágil;
parece imposible que una de sus películas presente un ritmo irregular.
Partiendo de esta premisa, la mezcolanza de tonos y registros aparece
como siempre lo hizo, ofreciendo un cine impactante, efectista (bendito
efectismo...), bizarro y disparatado. Veo comprensible el desapego de un
no despreciable número de espectadores hacia Tarantino: este tipo de
directores suelen provocar cierta división. O los amas, o los vomitas.
Pero queda clara una cosa, algo que no se le puede reprochar: Tarantino
tiene un universo propio, paradójicamente tomado de otros universos
dispares, que han convergido milagrosamente para constituir un
imaginario y unas iconografias reconocibles, intransferibles.
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