Erika lo tiene todo: un buen trabajo, un montón de amigos y una relación
seria. Hasta el día en que todo se desmorona. De repente esta vida
perfecta no significa nada, y los sentimientos que una vez fue capaz de
controlar ya no están a su alcance. Comienza a ir a terapia de grupo con
otras personas que sufren diversas formas de trauma. Un día Erika y
este ecléctico grupo de cuatro personas deciden tomar el asunto por sus
propias manos y van juntos en busca de una salida. Comienzan a
registrarse en hoteles - un lugar de total anonimato donde uno puede
despertar como una persona diferente.
MI OPI: Propuesta, en principio, interesante y apetitosa que no se confirma
conforme rueda el guión pues el despropósito de las situaciones, el
surrealismo de sus intenciones, la majadería de sus consecuencias
-rozando el límite de lo macabro- no convencen ni atraen. El argumento y
la historia se mantienen gracias al personaje principal y su atractiva
fuerza -más la seductora interpretación de Alicia Vikander-, una muestra
del horror de la vivencia que ha sufrido, su angustia y frustración, su
mirada catatónica, su sonámbulo andar, estado de shock..., pues sus
compañeros de aventura no adornan ni embellecen mucho la escena, sólo
entretienen levemente y por momentos alternos. Recreación de un mundo
absurdo y disparatado necesario y vital para unos pacientes que no saben
como superar su tortura, encauzar sus vida y la realidad que ella
conlleva, que se esconden detrás de la representación de un efímero
teatro improvisado cuyo inevitable y doloroso final es harto conocido;
ataque crítico al método terapéutico empleado para aliviar las penas de
aquellos que sufren un calvario y tormenta en su propia persona o
estupidez poco interesante, memez de cataclismo que tiene escasas
escenas intensas o álgidas y muchas de pasar el tiempo, el mismo
sin-sentido de la evolución de la historia.
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