Durante la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), un grupo de prisioneros
británicos son obligados por los japoneses a construir un puente. Los
oficiales, capitaneados por su flemático coronel, se opondrán a toda
orden que viole la Convención de Ginebra sobre los derechos y las
condiciones de vida de los prisioneros de guerra.
MI OPI: Algunos aspectos una vez que se analizan sus entresijos merecen un cero
de descatalogada, partiendo de un ridículo patriotismo del que se hace
alarde en todo el film. Y mi crítica va hacia el ridículo más que al
patriotismo. Estoy de acuerdo con los que afirman que esta película ha envejecido
mal. Hay que hacer un terrible esfuerzo para pasar por alto su absurdo
guión, el hecho de que los japoneses no sepan cómo ni dónde construir un
puente, mientras que "casualmente" entre los soldados ingleses haya
especialistas perfectamente cualificados para tal fin. Por lo visto, el
nivel medio de formación del ejército británico durante la segunda
guerra mundial era impresionante. Por otro lado, más que un campo de
prisioneros el que nos ocupa parece algo así como "Acuópolis", los
prisioneros saltan del trampolín, se zambullen, se ríen, mientras los
estúpidos japos ni les ven ni son capaces de tomar cartas en el asunto.
Resulta ridículo que un terrible guerrero nipón capaz de hacerse el hara
kiri si es necesario, sea burlado cual profesor despistado de instituto
por sus traviesos alumnos. ¿Y qué decir del hospital/complejo turístico
donde se recupera William Holden? Pues no es nada comparado con las
preciosas nativas que ayudan a los esforzados británicos, sonriendo
ensimismadas y dispuestas a cualquier cosa, incapaces de resistirse a
los encantos del hombre blanco. Aún así, se perdonaría todo esto (al fin y al cabo es una película de
aventuras) si no fuera porque, a día de hoy, resulta terriblemente larga
y aburrida. Algunas escenas parecen no tener fin (el camino hacia el
puente y la colocación de los explosivos resultan eternos). Por otro
lado, lo que empieza como una historia de prisioneros deriva luego a una
aventura de comandos, el que parecía personaje principal (el "cruel"
jefe nipón) se desdibuja progresivamente hasta terminar convertido en un
memo de categoría, y el coronel británico (qué insufrible personaje)
termina a medio camino entre loco visionario y loco de remate, a elegir.
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