Nuria (Michelle Jenner) lo tiene todo para ser feliz: un buen trabajo,
una casa maravillosa y un novio perfecto con el que se va a casar. Sólo
le falta una cosa: los papeles del divorcio. Por el contrario, su
marido, Jorge (Hugo Silva), no ha conseguido reponerse tras su
separación: durante la crisis perdió el trabajo, arruinó con sus
consejos a sus suegros (Verónica Forqué y Óscar Ladoire), y ahora vive
con su antiguo jefe (Ernesto Sevilla) alquilando su piso a turistas.
Decidida a animarle primero para después poder pedirle el divorcio,
Nuria le hace creer que sus padres no le guardan rencor. Pero las cosas
se complican...
MI OPI: Y la verdad es que arranca bien, con diez minutos de prólogo
prometedores, dónde vemos como el personaje de Hugo Silva ha llevado a
la ruina con malos consejos económicos a sus suegros. El mensaje que quiere trasmitir, el de que el amor importa más que la
crisis económica es lícito, pero la forma de mostrarlo es aburrida y
poco creíble: Eso de que ella no sea capaz de decirle que está enamorado
de otro, por lástima, después de arruinar a sus padres, o de que estos
quieran seguir viéndose con él, no se lo creo nadie. Jamás podría pasar
en la vida real o en una familia normal. Luego aparece por ahí el
personaje de Belén Cuesta, que no me he aclarado a cuenta de qué, salvo
como simple modo de rellenar minutos y dar un destino al personaje del
mejor amigo de Hugo Silva. Los actores hacen lo que puede, hay feeling entre Hugo Silva y Michelle
Jenner, y Verónica Forqué está de fábula, pero insisto, el guión no
acompaña. Es menos divertido de lo que los tipos que lo escribieron
creen. La parte romántico funciona, la parte cómica no.
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